13_ESPACIO PÚBLICO EN ROQUETAS DE MAR, ALMERÍA. JULIO 2013


 

 
 



LUGAR DE LUGARES

El estado actual del espacio público presenta una oportunidad única de integrar el espacio público dentro de la ciudad. El espacio generado después de la intervención ha de ser un espacio de fácil uso y acceso, un espacio sin jerarquías, un espacio permeable, un espacio de reunión, un espacio de paso, un espacio social, un espacio de vivencias y convivencias, un espacio de múltiples experiencias; en definitiva, un espacio de todos y para todos.

Para ello, la primera y obvia decisión es la eliminación del límite físico que caracteriza en la actualidad a este espacio. De esta manera, el espacio de abre y se ofrece a la ciudad y sus ciudadanos. Se presta especial atención a la intersección de las calles colindantes con la propia parcela. Se crean, pues, espacios amplios de recepción que no sólo actúan de remate visual a las calles sino que sirven de colchón entre el las calles y el tráfico de los alrededores. Es a través de estos espacios urbanos de antesala donde el usuario accede, se adentra y sale del espacio generado en el interior de la parcela.

Se considera importante una mezcla de usos dentro de la parcela generando focos de atracción dispersados por toda la superficie de la parcela independientemente de su uso. De esta manera se consigue alejarse de los ‘espacios especializados’ que pueden fácilmente caer en desuso; la parcela se convierte a la vez en un lugar de lugares y en un espacio de paso activando así toda la superficie de la parcela.

Frente a la compacidad del programa a edificar, se recurre a la fragmentación del mismo. Esto permite eliminar un frente edificado que actuaría de frontera; la parcela se abre, pues, definitivamente a la ciudad. La fragmentación del programa genera espacios intermedios; pequeños espacios públicos entremezclados con el programa y cuyos tamaños varían según la actividad que se realice.

La distribución de la parcela responde, pues, a la fragmentación del programa, la permeabilización urbana de la parcela, el remate de las calles aledañas y a la mezcla de los usos en el interior.  

El resultado es una secuencia de espacios entrelazados y conectados entre sí que generan, según la actividad desarrollada en los mismos, una multitud de atmósferas y experiencias. Estos espacios sirven de espacio público más urbano y duro (hacia el perímetro de la parcela) y más natural y blando (hacia el interior); la diferencia entre ambos la marca el pavimento utilizado en su urbanización.

En el interior los volúmenes edificados de apoyo (vestuarios, almacén, etc.) se ubican en torno al perímetro de la parcela pero vinculados directamente a la actividad a la que sirven directamente. Se trata de edificaciones con una materialidad amable y sostenible.

La vegetación se intercala entre el programa variando según su espacio circundante. Por un lado nos encontramos con zonas donde la topografía se modifica, permitiendo un mayor aislamiento con respecto a la ciudad, donde se encuentran los pinos que permiten crear grandes zonas de sombra a sus pies. Por otro lado se proyectan una serie de palmeras que, permiten organizar el espacio a su alrededor y entre las cuales se puede pasear o descansar. Ambos tipos de vegetación son autóctonas y por ello una elección sostenible.

El nuevo espacio contiene una edificación en altura, una atalaya que sirve de hito urbano y de foco de atracción a la parcela. Se trata de una sencilla edificación que permite una gran versatilidad en cuanto a su uso en el interior pero que en su última planta se convierte en un faro urbano desde el cual se puede observar una vista de pájaro de Roquetas de Mar, el horizonte del mediterráneo y, en el lado opuesto, ofrece una vista del paisaje blanco de los invernaderos; un paisaje único y característico de la zona.